lunes, marzo 05, 2012

Lambchop - Mr. M (2012, Merge)

Diciembre de 2009, todo el mundo celebra entre cantidades insultantes de vatios por las calles la llegada de la Navidad mientras, en silencio, una de las grandes luces musicales se apaga. Vic Chesnutt cumple su advertencia y se despide de este mundo tras años de postración. Kurt Wagner se hunde y encierra en sí mismo, buscando refugio entre óleos con la pérdida de pasión por lo que hasta entonces había sido su escape y que provoca el nacimiento de Beautillion Militaire 2000, la colección de imágenes de lo que a la postre ha sido el regreso a los instrumentos.

Lambchop - Mr. M (2012, Merge)

Mr. M (2012, Merge) es más que un simple trabajo. Es una dedicatoria, un ser, unos hechos que ocupan parte del inmenso hueco dejado por la amistad que se ha ido. Es una llave que vuelve a abrir la reja a un camino para salir al mundo, para reencontrarse y para satisfacer a quienes los echábamos en falta y, sobre todo, a sí mismo. La voz alrededor de la que se construye Lambchop hace de ella una de las grandes bandas que conceden el honor de ser escuchadas y donde las canciones dicen más de lo que solo las palabras pueden alcanzar. Igual que hacía Chesnutt.

Wagner se busca y se encuentra, investiga en el romanticismo y explora y manifiesta la pérdida. Ahonda en su situación tras los tres años desde que la Navidad fue oscura, una situación depresiva que cambia su modo de verse encerrado (..."I don't want go to sleep when I'm hungry/I don't want to wake up when I was stoned [...] It was good to talk to you while we're cooking/sound like we're making the same thing...), rememorando un día cualquiera en '2B2' desde la única sala donde, precisamente, Chesnutt decía no tener una guitarra (RDL 281). Y a pesar de su mensaje, escarbando aún más en la herida, la majestuosidad musical de que se acompaña hace grandilocuente lo que, a priori, es simple intimidad emocional.

Con nebulosa de grandes salones con música en directo, 'If Not I'll Just Die' se torna romántica pese a una primera frase de autor refunfuñando, espejo fiel de estado que encuentra el contrapunto con la palabra amor para despedir con 'Never My Love' su decimoprimer disco, "esa estúpida palabra que la gente usa" en lo que parece ser una firma de paz consigo mismo, con la persistencia de "eso" ante las adversidades que han sido vividas para poder dar salida a sus pensamientos. Pero hasta poder encontrar esa reflexión, dibuja momentos de quebranto en su existencialismo, ese que le toca asumir ahora y que plasma en una lacrimógena 'Nice Without Mercy', donde cada cuerda acariciada cala tan profundo como el mensaje que nos deja.

En cada entrega Lambchop sabe emocionar, convertir esa melodía de canción en hilo musical de vida y en ésta, tanto las palabras ('Buttons') como la ausencia de ellas ('Gar') son manuales para alcanzarlo incluso sin dejar atrás cierto optimismo, momentos de subida que lo empujaron a soltar el pincel como ese atisbo de Leonard Cohen en 'The Good Life (Is Wasted)' que confrontan con la inmensa 'Gone Tomorrow', infinita búsqueda de la comprensión sobre lo que se realiza, la valoración propia de hacia donde se va, la pregunta eterna de si todo esto merece la pena. Pero sin duda alguna, la respuesta a ella es fácil de encontrar, Mr. M es un soberbio cúmulo de emociones e ideas, pensamientos que se transmiten construidas en base a canciones capaces de llegar allá donde se esté y del que seguro Chesnutt se siente orgulloso porque todo esto, más allá de una dedicatoria, es el resultado de un abrumador e infinito legado fraguado en base a una perpetua e inquebrantable amistad del que todos somos testigos privilegiados. 


"Love".

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