Aún queda mucho para que el huracán pase, para que el bombardeo constante con su imagen y suposiciones llegue a una llanura y deje de ser el tema central de todo. Fue una triste, tristísima noticia que la encontraran en su casa sin vida y más aún, que no podamos volver a disfrutar de su voz de nuevo. Pero hay ciertas preguntas que cabría hacerse e intentar responder; ¿por qué toca ahora endiosarla? ¿habría que arrepentirse de lo dicho?
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"...caminar entre gente no significa estar vivo..." |
Sin duda fue impactante leer los primeros rumores acerca de lo que había pasado y, como en la mayoría de casos, estas cosas corren como la pólvora y más si cabe cuando se confirma.
Amy Winehouse había fallecido. Choca más aún cuando hace semanas muchos de nosotros podríamos haberla visto sobre un escenario en el
Bilbao BBK Live, cosa que finalmente no llegó a buen puerto por lo que todos sabíamos que podría suceder. Y las bromas llegaban como llegaron antaño cuando salían fotos suyas desnuda en la calle, cuando veíamos que su estado estaba deteriorado hasta tal punto que mostraba signos de alopecia o pérdida de piezas dentarias, como cuando se le veía junto con
Pete Doherty y se hacían apuestas de quien caería antes. Es asi de triste, nos reíamos de algo que ahora, paradójicamente, lloramos aún sabiendo que ese iba a ser su final. De quien fuera la culpa no sabemos, muchas manos se meten en un bote tan suculento, pero a pesar de eso, ¿ha nacido un mito?
Y es difícil contestar a esa pregunta, puesto que la figura de la británica crecía más cada día y no gracias a su música, sino a su vida lejos de estudio o escenarios. La prensa amarilla se cebaba, la prensa musical le hacía cierto vacío a los dos grandes discos que tenía en su haber para dar mayor protagonismo a ese juguete roto en que se había convertido. Así que, pensándolo fríamente, hacer un mito de algo que brillaba más fuera que por lo que se supone debiera ser recordada y que muchos conocen por ese
"no, no, no", por sus polémicas apariciones o por la moda del pañuelo rodeando el siempre inmenso moño parece algo injusto. Se puede lamentar uno, todos lo hemos hecho, pero sería hipócrita engrandecer una imagen que se había convertido en mero
morbo por ver el próximo espectáculo dantesco que nos ofrecía.
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Tristemente, se volvió al negro |
Pero claro, el irse a la edad de
27 años parece ya excusa más que suficiente como para incluirla junto a figuras que, a pesar de ser polémicas extramusicalmente, han dado cosas a esta rama de la cultura de una u otra forma.
Kurt Cobain hizo que el grunge dominara el mundo saliendo de las sombras, hundiendo a lo que de las islas salían, sacando un trabajo (entre otros) tan completo que anda de aniversario como es
Nevermind;
Janis Joplin reivindicó la figura femenina en el panorama o
Jimmy Hendrix hizo de su guitarra el arma más mortífera e influyente hasta nuestros días. El caso de
Amy, pese a causar un gran impacto dentro del
soul, algo innegable, en opinión de quien escribe no puede compararse como una figura influyente a tal nivel, dado que su legado se reduce a dos largos que, el primero de ellos, aún pasa inadvertido para gran cantidad de gente que ahora la adora cuando no está y que lamentablemente ocupan un segundo plano en el engrandecimiento de su figura pública. Siempre he criticado a esas señoras mayores que salen en la caja tonta hablando de lo bueno que era el vecino que el destino se lleva al otro barrio, quizás por eso no entienda que ahora todos tengamos que idolatrar a alguien de la que hemos vertido ríos de tinta para mofarnos. En este sentido, no queriendo ser mal augurero, planteo si esto le pasara a
Justin Bieber -por poner un ejemplo- ¿tendríamos que lamentar hasta cuando nos reíamos por los huevos que le caían? Musicalmente no son lo mismo, no vayan por ese camino.
Muchos de nosotros rondamos esa edad y aún no sabemos que hacemos en este recorrido que es la vida, pero sobre todo seguro que no tenemos todos los lujos de los que muchos han gozado y que ellos mismos han decidido convertir su paso por el mundo en un infierno de final previsto en que, a veces, dejar ese bonito cadáver que
James Dean mencionaba no es justificación válida. Una verdadera pena.
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