Bilbao BBKLive 2011 |
Problemas que tiene quien se recorre el mapa entero con los transportes hicieron que dos grandes propuestas como la presentación de 'Fuerteventura' por parte de Russian Red o el regreso de Greg Dulli no pudieran ser disfrutadas, haciendo que Beady Eye fueran los primeros en despertar nuestras impresiones y vislumbrar por donde puede ir su futuro. Resulta duro para uno que creció con el britpop y la arrogancia mancuniana de la pareja de hermanos ver una banda colmada de estrellas de aquella época presentar una propuesta que confirma lo que el disco hacía presagiar: el directo diluiría lo poco interesante con lo que cuenta. Por mucho que lo nieguen, los hermanos Gallagher se echan de menos (dedicar 'Bring the Light' a Noel es algo como "no me olvido de ti ni para odiarte"), eso se nota en Liam, un frontman bravucón que ahora da vueltas por el escenario sin saber a quien provocar, encara al público y hace ver que donde antes había un tigre que podía desafiar, ahora hay un gatito que baja a ganarse al público cual teenager-star. El tema que mayor enlace guarda con su anterior formación como 'Four Letter Word' abrió la veda mermada por un pésimo sonido y por una menor intensidad de los británicos, tocando con una estaticidad más inusual que de costumbre y provocando que ni 'Three Ring Circus' ni 'Beatles and Stones' conectaran con la explanada. No sería hasta el final, cuando el sonido mejoró y el reverb de la voz de Liam inundaba dos increíbles 'Morning Son' o 'Wigwam', que la actuación pareció seria y con ganas de convencer, pero ya era demasiado tarde para ello y aquella estrella del rock'n'roll quedó sumida en el papel que muchos auguramos cuando se separó de su complemento perfecto.
Beady Eye (Fuente: eitb.com) |
Igual que muchos decíamos que Oasis, como The Stone Roses, se deberían haber separado en el momento indicado, los neoyorkinos Blondie tendrían que haber seguido esa línea por lo expuesto la pasada noche. No se puede negar que son historia de la música, pero la historia a veces removerla no sienta demasiado bien. Tras su vuelta por el Summercase que llenó de entusiasmo a más de uno, el paso por los escenarios de Debbie Harry y su -excelente- banda debería ser replanteada, más que nada para asistir a unos terrenos que parece no ser su hábitat como los festivales. Los años pesan, mucho, y aunque se intente con ahínco, cuesta rememorar lo ya hecho de manera convincente, y sí, claro, escuchar 'Maria', más coreada que entonada por ella misma, 'One Way or Another' o 'Call Me' siempre es un placer, pero ni la voz ni la puesta en escena acompaña a esas canciones que llena de recuerdos pero que también dilapidan a uno de esos grupos que no deben salir del paseo de la fama que cada uno tenemos en casa.
También hay que ser honesto y saber a lo que enfrentaba esta noche. La gran apuesta del festival llegaba entre polémicas canciones y un sinfín de dudas surgidas acerca de lo que podrían ofrecer. Minuto uno, dudas disipadas. Entre fuegos artificiales y un colorido escenario en technicolor Coldplay presentaban una convincente 'Hurts in Heaven' para dar paso a clásicos, agrandados a cada paso que dan, como 'Yellow', 'In My Place' o una sorprendente 'Shiver', rescatada de aquel Parachutes para quienes conocimos a la banda antes de que intentaran salvar el mundo. Se sabían vencedores y con razón, aunque aún así decidieron no dar tregua e hicieron lo que una gran banda de estadio como ellos sabe y debe hacer: encadenar hits hasta el final. En este sinfín había cabida para 'God Put a Smile Upon Your Face', 'Clocks', 'The Scientist' y más en el presenta la coreada 'Viva la Vida' o 'Violet Hill', dejando para el final la emotividad de 'Everything's not Lost' y 'Fix You' que tantas y tantas veces habrá erizado el vello a más de uno, casi las mismas que el repelús causado por escuchar el inicio de 'Every Teardrop is a Waterfall', su último single que cerró un concierto memorable donde los prejuicios deben ser aparcados para disfrutarlo a máxima plenitud.
Coldplay (Fuente: eitb.com) |
Aunque eso último no solo se hizo por parte de quien escribe con la banda de Chris Martin tras últimas decepciones, sino que Crystal Castles, tras nuestro último encuentro, recibió trato similar. La decepción con la que volvió uno del DCode Festival al sentirse estafado por la propuesta de la banda quedó en cierto modo disipada. Con Alice de negro -raro, ya- y calavera en el centro, sus gritos y aullidos esta vez parecían más convincentes, dando en el centro de la diana con 'Fainting Spells', seguramente la más poderosa e hipnótica exposición de luces incluso a metros de distancia del escenario, caso similar consiguieron 'Celestica' o 'Untrust Us', donde esta vez sí, los efectos psicotrópicos que rezuma sobre el escenario Mrs Glass sirvieron de aliciente para que, hasta altas horas de la madrugada, esa inercia permitiera bailes y saltos en la Carpa Vodafone con los locales Oink! Oink! djs, en una propuesta de mezcla de clásicos y efectos que evitaron que el nivel bajara hasta que las puertas se cerraron para dar por finalizada una primera jornada con vencedor claro y mitos ahogados en su propio pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario