domingo, julio 03, 2011

Beirut - The Rip Tide (2011, Pompeii Records)

Y llegaron sonidos que recordaban a los países balcánicos dentro de toda la espiral guitarrera que azotaba el panorama musical de aquel entonces. Cerrojo echado, barniz que no era capaz de parar aquellas melodías que se escapaban por cualquier hueco de ese cuarto iluminado e inundado por lo que respondía a la pregunta "¿eso que suena, que es?". Así es como recuerda uno cuando la capital del Libano entró por primera vez a través de sus oídos hace cinco años. Un recuerdo tan fresco que hace de Zach Condon un compañero de andadas más.

Beirut - The Rip Tide

Su nuevo trabajo sigue pintando esos paisajes en sepia, esos óleos de Este europeo que caracterizan a la música de Beirut. Oleada de sensaciones que viajan a flor de piel repitiendo la fórmula que hizo de 'Gulag Orkestar' y 'The Flying Club Cup' dos de los discos más diferenciados de la última década gracias a una mezcla formada por violines, trompetas, guitarras, batería, percusión, trombones y una voz de un chaval que muestra una madurez inusitada. Sigue existiendo ese torrente de recuerdos, de conexión y de vello erizado a la escucha del adelanto 'East Harlem' o de 'Goshen', medio tempo donde la voz de un tal Hegarty tendría cabida -¿donde no?- sin salirse un ápice de la pauta marcada y donde la tenuidad de 'The Peacock' parece pegarle más incluso a él; o en los violines de tipo post-conflicto bélico que desembarcan en 'Payne's Bay', quizás esa batalla que el propio Zach tuvo que vivir en 2008 por agotamiento mental, compositivo y físico que le obligó a borrarse de muchos carteles.

Luz nueva al universo Beirut tras su último EP, aunque claro, toda luz tiene su sombra y quizás el inicio de este trabajo la alargue un poco de más al retumbar aquel 'Have You Ever Seen the Rain?' de Creedence Clearwater Revival -y que unos tales The Jeevas, entre otros, versionaron de manera más que acertada- en ciertos pasajes finales de 'A Candle's Fire'. Paradójicamente, el tema que parece conectar de una manera más certera con lo anterior realizado lo encontramos al final en 'Port of Call' en ese compás de xilófono que hace de batuta oriental para los instrumentos de viento como ya hicieran en su debut e incluso se podría mandar una carta de invitación a Herman Düne para darse un paseo por el más que alegre sonido de 'Vagabond'; aunque para ejemplo de eclecticismo está ese tinte electrónico que embriaga al tema homenaje de su lugar de nacimiento.

Es innegable que cuando Zach Condon da señales de vida los oídos de quien lo conocemos de hace tiempo se preparan para la llegada de ritmos estoicamente mezclados, pero esta vez la introspección parece haber cogido la mano del americano hacia un sentido donde deja patente que sí, la emotividad triunfa, pero que el efecto sorpresa con el que contaba en sus anteriores trabajos ya está disuelto y solo queda ver qué entrega. Quizás sea eso o quizás la longitud lo que nos permita poder decir que éste tercer largo alcanza cotas menores, pero comentar eso de esta banda es hablar mucho porque mientras lo hacemos regala pequeñas joyas que siguen conmoviéndonos, aunque ya no haga falta echar el cerrojo.

Beirut - Goshen by daftdreamy

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