DCode Festival |
Calor abrasador de nuevo que no perdonaba en las primeras horas en la capital y complementó a los motivos ajenos que nos permitieron llegar al primer gran nombre del cartel. Desde Brighton desembarcó una pareja que tiene tintes de The White Stripes -salvando las distancias, guarden las piedras- que colmaron de potencia y decibelios el Escenario 1, el cual quizás no sabía aún lo que se le venía encima. Da gusto ver como con tan poco se hace tanto y es que Blood Red Shoes entregaron canciones tales como 'Light It Up' o 'You Bring Me Down', yendo, eso sí, de menos a más pero con ver a Steven -espaldaquemada- Ansell sobre la batería al final del concierto se podría hacer una idea de la energía que derrocharon.
Posiblemente la misma que a priori descargaban The Vaccines, ese grupo triunfante este año que apesta a hype pero que tiene los ingredientes para no serlo si saben como. Su primer álbum conquista fácil y motivos para ellos están en canciones como 'Wrackin' Bar (Ra Ra Ra)' o una rompedora 'Post Break Up Sex', interpretadas de manera contundente, pero el gran fallo del concierto no fue la magnífica interpretación, sino que estuvo en solventar por la vía rápida una gran 'All in White' y dejar caer, a mitad avanzada del setlist, el tema que los aupó a la fama como 'If You Wanna', haciendo que gran parte abandonaran la explanada sabiendo que tras eso, poco más alto se podría volar. O quizás sí, pero gracias a unos suecos que conquistaron a todo el que dudaba de ellos.
The Hives (Fuente: DCode Festival) |
The Hives fueron el grupo de la noche por muchos motivos. Son bocazas -"el mejor grupo del mundo de rock"-, son reclamo -"veniros a este escenario, allí aún no toca nadie"- y son uno de los mejores espectáculos engreídos que se pueden ver. Dejando de lado su indumentaria habitual pero no los colores, embebidos en frac supieron como sentar al público para que la onda expansiva de 'Tick Tick Boom' se tradujera en saltos imposibles de contener mientras la cerveza volaba. 'Hate to Say I Told You So', 'Die Alright' o 'Walk Idiot Walk' fueron otros de los temas que permitieron el repaso de su pasada discografía, confirmando que no son la mejor banda de rock, pero que saben como se hacen las cosas para poder creérselo. Tal fue su espectáculo que el recital de The Ting Tings se quedó un escalón por debajo de lo esperado por diversos motivos: complicado igualar lo visto anteriormente y los temas llevados al directo ('Great Dj' en particular) pierden mucho fuelle, aunque 'Hands' sea motivo suficiente para justificar el haber asistido, además de por ver a una preciosa Katie White sobre las tablas, todo sea dicho, tenemos instintos.
Para disipar posibles decepciones y dudas acerca de lo que hacen, llegaba el turno del posiblemente gran reclamo del cartel. Tom Meighan, ese frontman que comparte piquito de oro con un tal Gallagher, conquistó con su banda a las más de 13.000 personas que allí estuvimos. Se puede decir que Kasabian copia, plagia o no da buenos conciertos, pero ante esto, el primer vis-a-vis con ellos sirve para negarlo. Explosivo. Fin con 'Fire' e inicio con 'Club Foot' y entre medias, aquella ristra de hits que tienen en su corta y, por momentos más que irregular discografía como 'L.S.F', 'Shoot the Runner', 'Stuntman' o 'Fast Fuse' justifican que las banda británicas, cuando quieren dar un buen recital, lo consiguen pese a que en el estudio se les pueda pedir más.
Kasabian (Fuente: DCode Festival) |
Aunque por pedir más cabría mencionar a los dos últimos conciertos del festival. The Sounds basan el directo de las poses seductoras/sexuales de Maja Ivarsson y el intento de que la new-wave sueca triunfe sin éxito con esa fórmula, solo centrando la atención en 'Tony the Beat', aunque el mal trago fue peor cuando ver a Alice Glass y Ethan Kath se basó en una amalgama de ritmos sin ton ni son, movimientos de la vocalista por el suelo y cuando había acercamiento a las vallas en su típica provocación las manos del equipo de seguridad de movía demasiado rápido hacia quien intentara acercarse o simplemente, estar subido a hombros. Al contrario que con la banda de Leicester, este primer encuentro con Crystal Castles se decantó por la opción mala donde 'Not in Love' y 'Celestica' podrían ser los únicos salvados de la quema.
A pesar de un derroche de energía descontrolada final, el cómputo global del festival se salda con un resultado muy positivo. Comodidad, calidad musical y sobre todo, el regreso a la capital de un festival que ya se echaba de menos. Esperamos honestamente que este sea solo el germen de una gran cita obligada en próximos años.
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