Generationals, regreso para su época

¿La sangre alterada? Ha llegado la primavera, estación previa para que este tren que es el tiempo llegue al verano, fin de trayecto. Para cada momento, dicen, hay una banda sonora, una música especial a escuchar; un disco incluso puede ser valorado de manera distinta según la época en que se publique. Quizás por eso, desde New Orleans tenemos el regreso tras dos años desde su debut de Generationals en el momento más indicado para su escucha.

Generationals

Y no decimos esto porque sea un disco sobresaliente, sino porque además da la sensación de que este trabajo, pasadas las dos estaciones con luz, se diluirá cual pastilla efervescente en agua. Antes de éste, el pasado año se dio la publicación del paso intermedio entre el primer y segundo trabajo en forma de EP bajo el nombre de 'Trust', una canción de por sí que transmitía las sensaciones de una banda prácticamente dedicada a las horas de sol. Y 'Actor-Caster' (2011, Park the Van) sigue las mismas directrices que marcara este corto trabajo.

Cuentan con una base indie-pop donde el surf posee un papel protagonista también importante, vislumbrando influencias como The Beach Boys, The Beatles e incluso, aunque quizás solo en el tema que abre el trabajo ('Ten-Twenty-Ten'), a los franceses Phoenix o a los británicos Allo Darlin' en su tema "Dreamin'" un boogie que ya permite teñir de color una continuación en la que nos encontramos con algún que otro claroscuro como 'Tell Me Now', sin ir más lejos. Con todo esto, cortes como 'Yours Forever' con cierto tinte entre los MGMT más templados y The Beatles psicodélicos o 'Black and White' donde se evoca de nuevo a los de Liverpool (e imaginar este corte como composición de Liam Gallagher no sería descabellado, con solo imaginar una voz más rasgada, valdría), se entremezclan con un sonido sixties de 'You Say It Too' o lenoniana 'Green Leaf' en un trabajo sin complicaciones, resuelto por la vía fácil y para esta época en la que el polen atosiga las narices del respetable.

Generationals

Una vuelta que no llenará páginas en la historia de la música, que sigue la línea argumental de su predecesor, que despacha unas canciones de un clasicismo agradable pero con la sensación de encontrarnos ante algo que ya, hace un tiempo, alguien había hecho. Y sí, no están equivocados si opinan eso; pero es primavera, llega el buen tiempo y unas melodías facilonas y animadas no hacen mal a nadie. Aunque pasada esta época puedan volver al cajón del olvido, eso es lo de menos.