jueves, enero 27, 2011

Braids - Native Speaker (2011, Kanine)

Ocurre, en ocasiones, que existe de manera casual o no una relación tan estrecha entre el continente y el contenido que parecen ser sólo uno. Hasta en la música. Y sino, vamos a proponer como ejemplo el disco debut de esta banda canadiense llamada Braids y que nos presenta una propuesta colorista, ambiental, paisajística y a la vez, abstracta. Exactamente igual que la portada de su disco.

Braids - Native Speaker

Siguiendo una estructura textual correcta, debemos pasar primero a las presentaciones, diciendo que esta banda es natural de Calgary, se mudaron a Montreal y cambiaron su originario nombre The Neighbourhood Council por el que actualmente les representa. Son cuatro -dos chicos y dos chicas- y han sabido labrar en este inicio de año, tras varios EPs con su anterior bautizo, un disco de ensueño, sobre todo para la época estival que nos ocupa. La primera pieza en ver la luz se llama 'Lemonade', es la que abre el trabajo y es la encargada de coger tu mano, susurrarte al oído y llevarte consigo durante este viaje por (sólo) 7 pistas con un total de casi 45 minutos de duración. Un viaje que sin duda se convierte en envolvente y mágico bajo el cautivador sonido del piano y la guitarra teñidos por sintetizadores, sin salirse un ápice de la estela que quieren componer y se adereza por las voces de Katie LeeRaphaelle Standell-Preston.

Braids

La tónica que cumplen todos los temas es la duración, superior a la media en la mayoría de trabajos y mantener un tempo calmado aunque azotado por gritos enrabietados como en 'Glass Deers' o guiños que recuerdan desde Animal Collective hasta incluso a Björk o Rökkurró en 'Lammicken''Native Speaker', canción que da título al trabajo; aún así, hay espacio para temas algo -solo algo- más felices como 'Same Mum'. Una fusión de psicodelia con pop comandado por voces femeninas que cuadra casi a la perfección si no fuera por los típicos 'peros' a un disco debut y de índole ambiental. Los escasos picos de potencia en una longitud acotada de temas a partir de la mitad del disco puede tornar el placer de la escucha en una apatía peligrosamente profunda. Pero por suerte es su primer largo, existe posibilidad de maniobra incluso sin necesidad de cambiar la línea argumental y, si se le permite, tiene la capacidad de actuar de manera cíclica donde no se sabe el fin del trabajo cuando llega.

Un nuevo trabajo para este año recién comenzado de una banda que ya daba sus pasos para poder hacerse un hueco en el panorama musical actual. Siempre sabemos que la fábrica canadiense está dispuesta a darnos alegrías, que su pop no cesa ni siquiera aunque venga impregnado de consciencia hipnótica y ambiental como esta vez. Pero por suerte de eso ya estábamos avisados al mirar el continente; ahora solo falta poder disfrutar del contenido.




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