Ruido. Ruido y sangre. Eso es lo que a veces añoro en las bandas del panorama nacional. Ruido musical, sentimental, emocional; tanto que llegue a provocar sangre, ganas de cortar por donde fluye, sentir como hierve, ver correr las letras de canciones por ella. A veces se consigue una sola cosa, pocas las dos, pero por fin han llegado unos madrileños para ensuciar tanta pulcritud como se observa últimamente en nuestra escena.
Nudozurdo - Tara Motor Hembra (2011, Everlasting) |
Nudozurdo es el nombre de esos culpables, 'Tara Motor Hembra' su pecado, tres los años de espera con muchos cambios en la banda para valorarlo, enjuiciarlo y saber si disfrutarlo. 'Prueba/Error' sirvió de adelanto, un tema que ya nos venía a contar que las guitarras seguían estando distorsionadas, oscurecidas con letras caóticas perfectamente compactadas aunque de tiempo calmado, suciedad evidente que se dejaría ver entre los nueve temas más que acompañaban a éste. No sería la continuación lineal de 'Sintética' y eso es algo que se agradece porque se demuestra la grandeza que puede llegar a tener Leo Mateos armado con una guitarra.
'Golden Gotelé' abre el trabajo atemperado, poniendo linternas esta vez en un cuerpo donde antes había mil espejos, pausa tempestiva, envolvente, atmosférica, quebradiza. Acertada. Cuesta creer que no se sienta fluidificar la sangre en el torrente al escuchar 'Prometo Hacerte Daño', una declaración de intenciones, un aviso, algo que todos hemos dicho o querido decir ('Si el amor no consigue lo que ha conseguido el miedo/No esperes que sonría, prometo hacerte daño'), seguida de lo que suele ir de la mano como es verse con una personalidad que no es la de uno/una mismo/a relatada en 'No Me Toquéis'; un querer ser alguien que no se es, una búsqueda de perfección que no existe, una alienación con todas las letras. ¿Y aún piensas que este disco es "chulo" o "guay"? No, creo que te has equivocado; eso es jugar con tus amigos en el parque mientras te comes una piruleta.
'Conocí el Amor' refleja algo que todos hemos vivido: una atracción por alguien que sabemos que no nos hace bien (Hay algo sucio dentro de tí/ Hay algo oscuro que quiero para mí), al menos esa lectura podemos hacer entre un bajo distorsionado, un ritmo tan hormigonado que recuerda a 'No Pussy Blues' de Grinderman; un golpe previsto en el tórax que sobreexcita los nervios ante lo que tiene que llegar a medida que avanza el tema y conecta, salto mediante, con una 'Láser Love' de ocho minutos, sí, pero ocho minutos donde las guitarras saben llevarte lejos, hacerte flotar, hacerte sentir que 'El Hijo de Dios' no fue una mera coincidencia, una casualidad y, esta vez, saben volver dar donde duele.
La capacidad compositiva de Leo podría parecer a primera vista desestructurada, incoherente, posiblemente escudada por el ritmo tan difuminado, con evidentes guitarras que Lagartija Nick ya presentara hace años; pero no solo de distorsión vive esta banda. Consiguen hacer dudar con la primera frase de 'Sueño Demo'; el ritmo de toda la cuerda que suena en 'Mensajes Muertos' muestran el camino de lo que será una composición dolorosa (Porque estoy tan lejos de quererte/Y me pregunto si estoy hecho para amar a alguien que me va a controlar), al igual que la que se encargará de cerrar el tercer trabajo de la banda como es 'El diablo fue bueno conmigo', canción a dúo con su hermana Adriana.
Ruido, maravilloso ruido es lo que han conseguido colarnos esta banda por enésima vez, con un disco que se aleja de esos cánones marcados y facilones, de letras para el coro masivo del directo, de la facilidad de escucha en radiofórmulas que hacen cada vez más atractiva la propuesta de esta formación. Vuelven a hacer un trabajo basado en la búsqueda de la lógica en un cajón desastre lírico cargado de nebulosa musical. Apto para su escucha si te inquieta buscar un significado a lo escrito, no recomendado para la manada borreguil que come lo que todos comen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario