The Decemberists - The King is Dead (2011, Capitol Records) |
El paso por unas composiciones más rebuscadas, ampulosas y caóticas han debido ser el detonante para que en este 'The King is Dead' (2011, Capitol Records) la banda tome el rumbo casi opuesto, retornando a su folk pero casi sin rock en lo que se transforma en una colección de diez canciones limpias, sin estridores y sencillas. Puede incluso que este sea uno de los factores que hagan que el disco guste y disguste a partes iguales basado en ese afán del oyente por buscar dificultosas composiciones que no llegan o en contrapunto, sumergirse en aquel querer olvidar el concepto musical rococó anterior y centrarse en lo que deben ser canciones folk: directas, concisas y sin ataduras.
Con esto, Mr. Meloy & cía, acompañados a la guitarra por Peter Buck (R.E.M.) son capaces de sacarse de la chistera una clásica 'Don't Carry It All' o un guiño -aparte del título- a la guitarra de Johnny Marr en 'Calamity Song', posiblemente el tema que hará centrar la escucha de a quien este grupo antes no le decía nada (deben ser pocos). Existen cortes con tempo menos revolucionado que llevan a pensar que la banda se podría haber sumido en aquello que no les caracteriza: hacerlos accesibles. El resultado puede ser a favor ('Dead Avery', 'June Hymn') o no tanto, con temas que cabe atribuir a ellos mismos en tiempos pasados en un autoplagio ('All Arise!') o incluso a bandas contemporáneas como Wilco (también recordados en 'Dear Avery' y la similitud con 'Red-Eyed and Blue'), los cuales saben meter los pies en ese terreno fangoso con algo más de soltura. Siendo quisquillosos, se pueden sacar los colores a una irreconocible 'This is Why We Fight' con un sospechoso aire de Georgia que por suerte se compensa con una bella y sencilla 'January Hymn'.
The Decemberists |
En definitiva, del conjunto se pueden obtener varias respuestas como es que The Decemberists parecen haber tomado un camino acertado haciendo un buen disco, pero eso no quita que se deban hacer valoraciones. No es un trabajo para tirar cohetes en una banda que sabe moverse de forma exquisita en terrenos más pedregosos y puede que el hecho de haber salido tan pronto en el año haya centrado más atención de la quizás se merece. Un disco lleno de canciones de bolsillo, folk de manual y melodías preciosísticas, lo cual puede no ser suficiente para evitar que el regreso de los de Portland quede relegado al ostracismo a lo largo del curso de una manera más o menos merecida.
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