martes, enero 31, 2012

Lana del Rey - Born to Die (2012, Interscope)

Pose, viral, labios siliconados, algún acierto y prensa, mucha prensa. Se podría terminar aquí y quedarse tan cómodo el resumen de como el efecto de Lizzy Grant ha azotado al panorama musical actual. Muchas expectativas había sobre su segundo disco tras ver como su fama aumentaba a pasos agigantados en poco tiempo y se puede afirmar que las mismas se quedan solo en eso.

Lana del Rey - Born to Die (2012, Interscope)


Sumergirse en un multimillonario videoclip como el de 'Born to Die', canción que le da nombre a este trabajo, reafirmaba el paso definitivo hacia una apuesta que daba el todo por el todo, caminando sobre seguro para alcanzar el éxito que con los brazos abiertos le aguardaba y confirmando con creces que esta chica de aspecto porcelánico tenía las tablas para ser la nueva diva a quien adorar. Pero todo queda en un "supuesto" cuando se mira al pasado de la zona mediterránea de donde Eleni Vitali procede y se observa un extraño parecido con 'Δρόμοι που αγάπησα', pareciendo ratificar los malos augurios de ante qué producto nos encontramos.

Sus apariciones sobre los escenarios no parecen reforzar su imagen, siendo atacada por artistas como Girls o Juliette Lewis de manera más que directa y siendo comprendida por medios más que mediáticos de todo el mundo, pero dejando la innegable imagen de niña rica carente de actitud y matiz vocal para la música que realiza en ellos; defectos escondidos, como casi siempre, en un trabajo de estudio donde la producción mete mano hasta sacar temas que sobrepasan el encanto como 'Blue Jeans', 'National Anthem' o 'Dark Paradise'; pero quizás sean solo destellos de lo que una artista puede ofrecer desde la mediocridad aupada a los altares.

'Born to Die' (2012, Interscope) tiene ingredientes para generar adeptos como detractores, divinidad como ostacismo. Buen ejemplo de ello son 'Radio' o 'Summertime Sadness', así como las bases de trip-hop de la buena escuela en que beben algunos pasajes ante unas letras que parecen seguir una única línea argumental de objeto femenino fijadas en un desnudo emocional que solo llega por momentos. Su inconmensurable adelanto 'Video Games' se ve eclipsado por las voces de quienes siguieron a Dave Berry en otro parecido sugerente que se avista solo accidental, dadas las influencias de las que Lizzy presume -Nirvana, David Lynch, Elvis Presley o Britney Spears- de las que no queda ni un ápice cuando uno se aventura a escuchar este trabajo.

Tampoco es la cuestión de acribillar a la recién estrella sacada de la galaxia mediática, aunque, paradójicamente, este es el hecho que más incita a hacerlo, dado que cuando tantas voces pregonan a los cuatro vientos la maravilla que se avecina, la espera se hace eterna y el resultado, como es en este, puede ser funesto con razones más que de sobra. Y es que cuando tu boca llama más por como es que por lo que dice, dejan al desnudo las deficiencias de un fenómeno superfluo que acaba de nacer para, como ella misma reza, pronto morir.

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